Un trabajador con un salario promedio en un país de ingresos medios puede acceder a menos del 20% del poder adquisitivo de un trabajador con el mismo salario en un país de ingresos altos. En el caso de un trabajador en un país de bajos ingresos, esta capacidad se reduce a apenas el 6%.
A pesar de los avances en la reducción de las brechas salariales en lo que va del siglo XXI, las disparidades en los ingresos siguen siendo significativas. Ante esta realidad, la OIT propone como solución principal la negociación colectiva y la fijación de salarios mínimos mediante el diálogo entre gobiernos, empleadores y sindicatos.
Además, destaca la importancia de implementar mecanismos que garanticen la igualdad salarial entre hombres y mujeres, dado que estas últimas suelen estar sobrerrepresentadas en los segmentos de menores ingresos. La misma problemática afecta a quienes trabajan en la economía informal, que constituyen la mayoría de los empleados en países de bajos ingresos y cerca de la mitad en aquellos de ingresos medios.